La Isla se encuentra a unas 20 millas náuticas del puerto de Alicante, o a unas 4 horas a una velocidad media de 5 nudos. Por ello se trata de un lugar privilegiado para hacer agradables salidas de un día desde Alicante. O bien visitarla si nos encontramos por la zona de Altea y Calpe.
Por su increíble localización (2 millas náuticas de Benidorm) es un destino espectacular para los navegantes y un paraíso para buceadores y submarinistas. Hay zonas de baño autorizadas maravillosas y en la isla hay un restaurante especializado en cocina mediterránea, arroces y fideuá. En el lado sureste hay un gran acantilado y en el noroeste es donde está el mejor acceso a la isla, con el embarcadero y el restaurante. Es, sin embargo, una isla deshabitada, sólo activa para dar servicio a los visitantes. La ruta hasta el faro y el mirador es muy bonita de hacer.
Esta pequeña isla, adaptada al turismo por su cercanía a Benidorm, es realmente un tesoro medioambiental y una joya de la costa levantina. Pero también, más allá, sólo navegando por sus aguas puede uno descubrir su historia sumergida y su papel en el viejo mundo mediterráneo, cuya magia todavía está al alcance de los amantes de la vela.
La Isla de Benidorm no sólo es famosa porque llama tantísimo a atención vista desde la ciudad o por su desconocida historia, similar a la de Tabarca en tiempos de los piratas por ser utilizadas como escondite antes de proceder al asalto de las poblaciones costeras, sino que es también altamente valorada por su interés ecológico, paisajístico y medioambiental. La isla de Benidorm está considerada parte de la Serra Gelada, de la que quedó separada al subir el nivel del mar.